era algo así.
Un hombre circulaba con su vehiculo junto su esposa y su hija. Tuvieron un accidente muy grave, ellas fallecieron y él quedó gravemente herido. Tras una operación de urgencia y unos días de recuperación lo instalaron en una de las habitaciones del hospital. Tenía las piernas y los brazos fracturados, no se podía mover de la cama. Además, estaba solo. No tenía motivos para seguir viviendo, no pintaba nada en este mundo.
En la cama de al lado había otro paciente. Tenía un brazo escayolado solamente, él si se podía levantar. Todas las mañanas, este hombre se sentaba junto a la ventana y le contaba todo lo que veía. La gente que pasaba, los árboles del parque, los coches que circulaban,.... A pesar de esto, el hombre encamado que no se podía mover nunca hablaba.
Al cabo de varias semanas, el hombre con el brazo escayolado se seguía sentando cada mañana para contarle a su compañero todo lo que ocurría al otro lado de la ventana, y éste, poco a poco empezó a tener curiosidad y le preguntaba por lo que por allí veia. Aún no se podía levantar de la cama, seguía grave, pero sentía mucha curiosidad por lo que su compañero le contaba. Empezó a sentir, sin darse cuenta, ganas de recuperarse.
Cada mañana, su compañero le contaba lo que veia, y él cada vez sentía más curiosidad por ver lo que le contaba. Pero todavía no se podía mover de la cama.
Un día, su compañero, el que miraba por la ventana, se puso muy enfermo, no se pudo leventar, las enfermeras le llenaron de tubos y sueros. Al cabo de dos días falleció. Algo grave le ocurrió.
Él se quedó muy desolado. Ya nadie le contaba lo que ocurría fuera en la calle. Estaba muy triste.
Al cabo de varias semanas se encontraba mejor y poco a poco empezó a hacer el esfuerzo de levantarse para poder caminar hacia la ventana y poder mirar a través de ella.
Por fin un día pudo levantarse, quedarse de pié, y con mucho esfuerzo, poder llegar hasta la ventana. Al llegar... se quedó helado... no entendía nada... allí no se veia gente, ni coches, ni árboles, ni nada de lo que su compañero le había contado durante meses. Sólo veía, a pocos metros, el edificio de enfente, gris, triste, frío. Él, alertado llamó urgentemente a la enfermera que apareció enseguida por la puerta preguntando lo que ocurría.
Él le dijo que dónde estaba todo lo que su amigo le había contado durante tanto tiempo, quién había puesto allí ese edificio tan feo.
La enfermera el comentó que ese edificio llevaba allí muchos años. Y que es imposible que su compañero hubiera visto nada por la ventana porque era ciego.
Entonces lo comprendió todo...
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